
EL MEJOR CUARTO
06.08.2011 00:00
Lectura: 1 Pedro 4:7-14.
"Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones" 1 Pedro 4:9
En enero de 2009, durante un viaje de investigación a Alemania, me afligí mucho al saber que nos alojaríamos en un monasterio. Imaginé un lugar austero, sin calefacción, con pisos de piedra fríos y camas duras. Sin embargo, me encontré con un cuarto cálido, agradable y cómodo. Mi colega comentó: «Los monjes creen en el principio de tratar a sus huéspedes como lo harían con Jesús». Aunque ellos no viven con tantas comodidades, igualmente están contentos.
Robert Herrick, poeta inglés del siglo xvii, escribió:
Cristo, Él aún exige, dondequiera que va, como comida o alojamiento, el mejor de los cuartos. Déjalo que Él escoja, concédele la parte más noble de toda la casa: lo mejor de todo es el corazón. [Trad. lit.]
Al parecer, es más fácil recibir a Cristo con alegría en nuestro corazón que poner nuestra vida al servicio de la gente. Ya sea que se trate de un cuarto en nuestra casa o de un tiempo entre nuestras actividades, solemos tratar a las personas como intrusos en lugar de invitados.
El apóstol Pedro escribió: «Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones» (1 Pedro 4:8-9).
Honramos a Cristo al darle a Él el mejor cuarto, nuestro corazón, y al ser hospitalarios con los demás.
Reflexión: Para conocer el amor, ábrele tu corazón a Jesús; para mostrar amor, ábreselo a los demás.
"Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones" 1 Pedro 4:9
En enero de 2009, durante un viaje de investigación a Alemania, me afligí mucho al saber que nos alojaríamos en un monasterio. Imaginé un lugar austero, sin calefacción, con pisos de piedra fríos y camas duras. Sin embargo, me encontré con un cuarto cálido, agradable y cómodo. Mi colega comentó: «Los monjes creen en el principio de tratar a sus huéspedes como lo harían con Jesús». Aunque ellos no viven con tantas comodidades, igualmente están contentos.
Robert Herrick, poeta inglés del siglo xvii, escribió:
Cristo, Él aún exige, dondequiera que va, como comida o alojamiento, el mejor de los cuartos. Déjalo que Él escoja, concédele la parte más noble de toda la casa: lo mejor de todo es el corazón. [Trad. lit.]
Al parecer, es más fácil recibir a Cristo con alegría en nuestro corazón que poner nuestra vida al servicio de la gente. Ya sea que se trate de un cuarto en nuestra casa o de un tiempo entre nuestras actividades, solemos tratar a las personas como intrusos en lugar de invitados.
El apóstol Pedro escribió: «Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones» (1 Pedro 4:8-9).
Honramos a Cristo al darle a Él el mejor cuarto, nuestro corazón, y al ser hospitalarios con los demás.
Reflexión: Para conocer el amor, ábrele tu corazón a Jesús; para mostrar amor, ábreselo a los demás.